Saber luchar contra el oleaje
Mucho se ha escrito ya sobre la crisis, pero nadie nos dijo que, al igual que todo, pasará. La situación va más allá de lo que nos indican los parámetros de la economía; me preocupa la verdadera crisis, la que yace en el interior del ser. Decía Sócrates que cualquiera es buen piloto cuando el mar está en calma. Ahora es tiempo de demostrar fortaleza interior para que nuestras naves consigan superar esta tempestad, y el único modo de lograrlo es manteniendo una actitud mental conscientemente positiva. La situación actual era impensable hace un año. El escenario ha cambiado y, por tanto, hay que adaptarse. Aferrarse al status quo es un error. Debemos abordar la nueva situación con nuevos métodos, si no queremos hundirnos. Es preciso cambiar de paradigma para caminar sobre este nuevo y árido territorio.
Es momento de convertirnos en todo terreno preparados para superar obstáculos, y eso sólo es posible con mucho esfuerzo, perseverancia y manteniendo un espíritu positivo. En chino, la palabra “crisis” está compuesta por dos caracteres: uno significa “amenaza”, pero el otro “oportunidad”.
Con una actitud derrotista sólo conseguiremos, como le ocurre a la oruga, convencernos de que esto es el fin, cuando en realidad para la mariposa es el principio. Cuando todo va mal es cuando hay que creer más que nunca en nuestro poder para capear esos temporales que a todos nos depara la vida.
Es tiempo de cambios, de nuevos retos y tenemos que prepararnos para ser capaces de encontrar las oportunidades, prender la antorcha en el interior de la cueva. Hemos inflado hasta el límite el globo de la especulación, del derroche, de aparentar, de vivir para la galería, y ha reventado. Todo eso pasó a la historia. Retomemos los antiguos valores de nuestros ancestros: la voluntad, la mentalidad del ahorro, el esfuerzo, la perseverancia porque, seguro, saldremos fortalecidos. Es momento de creer en ti más que nunca, de mirar a tu alrededor, de sonreír y sacar pecho. Es la única fórmula para que todo vuelva a ser hermoso.
Coge con decisión el timón de tu nave y vira. No estás a merced de las olas. Serán las velas, y no el viento lo que determine el rumbo. La capacidad, el límite del ser humano en superar situaciones difíciles está en el infinito. Reflexiona sobre acontecimientos que te afectaron en el pasado en los que tuviste la certeza absoluta de que eran insuperables. No temas al abismo y salta. Es, precisamente entonces, cuando todos desplegamos esas alas invisibles que nos permiten planear majestuosamente.
Leonardo Da Vinci debía estar en lo cierto cuando afirmaba: “Fija tu rumbo en una estrella y podrás capear cualquier temporal”.
Martes, 26 de Octubre de 2010 Por Maty G. Tchey
(Tomado de la pagina de Bernabe Tierno)
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